De dónde sale esto.

En mayo de 2009, fui a Los Ángeles en un viaje de trabajo. Se trataba de asistir a un evento anual al que sólo suelen ir los grandes jefes de ciertas empresas, pero ese año, un "gran jefe" no pudo ir y fui yo, una doña nadie. El blog nació sólo como una forma diferente y barata de comunicarme con mi familia y amigos mientras estaba allí, a 9 horas de distancia temporal. Pero luego, le cogí el gustillo y, aunque ya no estoy allí, sino en Madrid, considero que nuestras vidas son unas grandes súper producciones y que yo, al fin y al cabo, sigo siendo una doña nadie en Hollywood.

domingo, 25 de julio de 2010

Una doña nadie en Castellón.

¿Me saldrán palabras diferentes si las escribo desde un lugar diferente? He cambiado el ordenador que tengo sobre la mesa de la habitación pequeña por el miniportátil que reposa sobre una mesa de terraza. He cambiado la lámpara del techo por la luz de la luna y los ladrillos del edificio de enfrente por las suaves olas del mar.

En definitiva, estoy de vacaciones.

Estos días los dedico a cosas lo más sencillas posibles. Básicamente, realizo cinco actividades simples: leer, charlar, dormir, flotar y mirar. Así que, creo que ya sé cómo estaré cuando regrese a casa: más instruida, más descansada, más morena y más rellenita.

Bueno, a lo que vamos. En medio de una de las charlas, me han contado que en una revista hablaban sobre los límites del ser humano. Por ejemplo, cuánto tiempo se puede estar vivo sin respirar, o sin dormir, o sin beber... basándose en los récords que se han registrado hasta el momento. Y, hasta el momento, el cociente intelectual más alto lo poseía una persona que en los tests obtuvo nada menos que un 240 (estando la media entre 90 y 100). Uno de los (múltiples) problemas con los que el hombre se encontraba era que recordaba absolutamente todo lo que veía, leía o le contaban. En definitiva, una verdadera tortura.

Ello me ha hecho pensar en que la estupidez es, en el fondo, una de las múltiples defensas del organismo, tal como lo son la fiebre o los linfocitos. Siempre he estado de acuerdo con aquella frase que dice "cuanto más tonto, más feliz". La ignorancia nos protege de miedos, de dudas. Porque cuanto más sabes, más te preguntas y cuanto más te preguntas, menos respuestas obtienes en comparación. Y la ansiedad crece y crece hasta hacerte desear no haberte preguntado nada.

Por otra parte, si el hecho de no ser tan inteligentes hace que podamos olvidar las cosas... debemos dar gracias a la mediocridad de nuestro intelecto. Pocas torturas imagino tan crueles como la de recordar todo nítidamente. La memoria selectiva es una de las grandes bondades del cerebro medio. Olvidar el dolor para volver a arriesgarnos. Olvidar el placer para poder redescubrirlo...

Saberlo todo, recordarlo todo, deducirlo todo, comprenderlo todo, debe ser algo absolutamente descorazonador, que te hace vivir en la más completa de las soledades.

Puede que sea "mal de muchos" y, desde luego es "consuelo de tontos". Pero estoy segura de que estar muy, muy por debajo del límite superior de la inteligencia humana es un don que debo apreciar. Debo disfrutar todo lo que pueda de mi ignorancia.

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Un elegante grupo que me encanta, con una canción nocturna, urbana, relajante, perfecta para un chill-out, o para observar la luna que ahora refleja el mar...

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